viernes, 11 de abril de 2008

PARIR ANTES DEL GENESIS

Mi madre murió cuando yo tenía 12 años a causa de un parto provocado. Como la mayoría de las españolas en los 80 optó por el parto hospitalario. A finales del siglo XIX esto hubiese sido impensable ya que los partos hospitalarios solo eran practicados a las madres solteras o muy pobres. Será a mitad del siglo XX cuando el parto hospitalizado empieza a convertirse en una rutina. Es gracias al feminismo: “Nosotras parimos, nosotras decidimos” que ahora demandamos la belleza de un embarazo y parto consciente. La función del hospital es evitar la muerte prematura y la enfermedad, y la mujer embarazada no es una enferma y el parto no es una enfermedad.
Por qué una mujer se siente obligada a dejarse hacer el parto? Porque tiene miedo: el personaje, el poder, los roles sociales y sexuales han nublado su naturaleza divina. Para qué parir de forma violenta en un hospital? Para ir adaptando el bebé a un sistema social, economico y politico que de sobra ya sabemos caduco. La carencia del amor primario, del amor maternal; la represion del amor, la negacion del placer. Un maternaje truncado, basado en el miedo, la servidumbre y el poder.

Es solo desde el amor a si misma que una mujer recupera la autoestima y la confianza. Necesitamos informacion verdadera sobre los riesgos del parto medicalizado, saber que con la epidural comienza la intervencion medicalizada, la inmovilidad que obliga a la monitorizacion continua, quitando la fuerza en los pujos y ocasionando un mayor indice de partos instrumentales. Reconocer nuestra libertad de movimiento también durante la dilatacion.

Las doulas formamos parte de la red de apoyo para un embarazo y parto feliz. Es desde la autoconfianza que se genera una actitud de protección a la vida ahora y para las generaciones futuras.

Nacer sin violencia debería ser un derecho esencial, un mandamiento. Pariras con placer, este es el principio. Pares con amor y el hombre te respeta como igual.
Como mujeres somos responsables de estar conectadas con nuestra sabiduria eterna; con la fuerza de nuestro utero. Recuperemos la Conciencia, la confianza, nuestra Vida y nuestro Tiempo.

Hace algunos años me convencí de que Dios no se parecía en nada a mi. Yo y todas las mujeres no estamos hechas a su imagen y semejanza. Así que me dediqué a buscar un nuevo Dios, una nueva Diosa. Y le he encontrado, está por doquier. Está latiendo en cada célula, de cada ser, de cada vida. En cada hombre y en cada mujer. Es amor puro, incondicional, sin condenas, infiernos, ni maldiciones. Aquí y ahora. A cada momento podemos elegir vivir en el Paraíso. Antes de quedar embarazada hice mi elección para mi y para mi futuro hijo. Me decidi a vivir un embarazo y un parto natural, contaba con el apoyo de mi pareja. Suficiente. Segui mi intuicion y la luz; no pregunté y no pedí consejos. Cada día de gestación que pasaba me sentí más poderosa, más hermosa, más humana, en éxtasis, rebosante de placer. Mi despertar espiritual.

Durante el parto tomé todas las decisiones desde el principio. No hubo rasurado, ni restricción de posiciones, ni episiotomía, ni sedantes, ni uso de guantes y mascarillas. No me separé de mi hijo en ningún momento y no se produjeron restricciones en la lactancia. Los exámenes físicos necesarios se hicieron bajo los rayos del sol de un bello amanecer granadino, en el salón de nuestra casa.

Mientras estuve embarazada no dudé de mi, de mi sabiduría, de mi intuición. Obré en la gracia divina, fluyendo con la vida misma, con las circunstancias que se presentaban a cada instante.Di a luz. Me entregué sin condiciones, ofreciendo mi cuerpo, mi vientre, mi vulva, mis huesos, mi sangre. Sin pensar, sin miedo, sin ego. Amando sacralidad y humanidad.

Mi hijo se ha convertido en mi mejor maestro. Y mi utero, mi intima guia.

Parir de forma natural no es ponerse mala y según el horario previsto. Una mujer embarazada no está enferma, muy al contrario es la expresión máxima de la vida. Parir es una función fisiológica personal y espontánea. Un parto natural es recuperar el poder del utero, del cuerpo y gozar la dicha de ser mujer. Es proteger y respetar la vida, recibir cálida y amorosamente al bebé, una fuente de energía y estimulación positiva. Las mujeres necesitamos saber lo que es parir, y la forma más fácil y agradable de llevarlo a cabo; recuperar el conocimiento y el poder sobre nosotras y nuestro cuerpo de mujer, nuestros ritmos, la capacidad de nuestro útero, de nuestra sangre nutridora.

Visualizaciones espontáneas, clariaudiencia, comunicación del alma, éxtasis… practicar un parto natural es creer en la sabiduría del cuerpo femenino, sanar la lucha de poderes en la pareja y deconstruir la medicalización y la visión patológica del nacimiento y del cuerpo femenino.

Nacer sin violencia y amamantar es practicar la confianza.

Cada vez somos más las mujeres que tomamos la elección de vivir y parir de una forma más sana. Lo queremos para nosotras, para nuestra familia, nuestros hijos, el planeta. Y es importante que nos demos a conocer, que se escuchen nuestras voces, que se sepa que existimos y para qué queremos lo que queremos.

Este BLOG es una guía intuitiva, feminista y espiritual; una búsqueda intensa del placer y del amor. Una bella experiencia de vida basada en el aprendizaje de la confianza en mi misma y en el resto de este maravilloso mundo, sin castigos misóginos de dolor, sufrimiento y sumisión. Al escribir dirijo mi atención a todas aquellas mujeres que desean ser madres y a todos los hombres amantes de la esencia femenina; a doulas, matronas y profesionales de la salud; a educadoras y agentes sociales, pues es bien conocida la relación entre el potencial de calidad de vida y la forma en que se nace y vive los primeros años.

A todas y todos, gracias por vuestra atencion.

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